Por siglos, los humanos hemos tratado de intervenir en el proceso del nacimiento, donde los medicamentos y la tecnología han sustituido la fisiología de la mujer, desvirtuando la experiencia del nacimiento y generando riesgos innecesarios para la madre y el bebé. En el proceso de redescubrir las necesidades básicas de la madre y del bebé, de convertirlos en los protagonistas del proceso del alumbramiento, muchos médicos y clínicas están revolucionado los modelos tradicionales de atención al parto para generar partos humanizados.
De acuerdo con Michel Odent, uno de los obstetras más reconocidos en el mundo sobre el proceso del alumbramiento, para poder humanizar el parto es fundamental comprender la verdadera naturaleza de él: el parto es un acto involuntario, como el sueño, aunque infinitamente más complejo. Cuando uno trata de controlar estos procesos con la intervención humana, lo único que logra es inhibirlos. En la gran mayoría de las clínicas de maternidad las condiciones en las salas de labor frenan la liberación del flujo hormonal necesario para que se produzca el parto, al limitar, entre muchas cosas, el flujo de la oxitocina. La oxitocina es la hormona que relaja a la mujer, que ayuda a las contracciones y que hace que el proceso sea mucho más fluido. Se sustituye así un proceso natural a cambio de la intervención, dejando de lado una gran pregunta ¿Qué necesita la Mamá? ¿Qué necesita el Bebé?
De ninguna manera el reconocimiento del parto humanizado significa correr riesgos innecesarios o bien que la medicina, con todo su desarrollo tecnológico, no este presente en el caso de una emergencia o un imprevisto. El parto humanizado no significa descuido, todo lo contrario, significa intención y guía. Es por eso que en el Sanatorio Durango, un hospital equipado con los mejores médicos y tecnología de punta, se está generando un modelo humanizado de atención al nacimiento para lograr un trato digno y respetuoso del nacimiento.
De acuerdo con Michel Odent, uno de los obstetras más reconocidos en el mundo sobre el proceso del alumbramiento, para poder humanizar el parto es fundamental comprender la verdadera naturaleza de él: el parto es un acto involuntario, como el sueño, aunque infinitamente más complejo. Cuando uno trata de controlar estos procesos con la intervención humana, lo único que logra es inhibirlos. En la gran mayoría de las clínicas de maternidad las condiciones en las salas de labor frenan la liberación del flujo hormonal necesario para que se produzca el parto, al limitar, entre muchas cosas, el flujo de la oxitocina. La oxitocina es la hormona que relaja a la mujer, que ayuda a las contracciones y que hace que el proceso sea mucho más fluido. Se sustituye así un proceso natural a cambio de la intervención, dejando de lado una gran pregunta ¿Qué necesita la Mamá? ¿Qué necesita el Bebé?
De ninguna manera el reconocimiento del parto humanizado significa correr riesgos innecesarios o bien que la medicina, con todo su desarrollo tecnológico, no este presente en el caso de una emergencia o un imprevisto. El parto humanizado no significa descuido, todo lo contrario, significa intención y guía. Es por eso que en el Sanatorio Durango, un hospital equipado con los mejores médicos y tecnología de punta, se está generando un modelo humanizado de atención al nacimiento para lograr un trato digno y respetuoso del nacimiento.
En el Sanatorio Durango nos esforzamos en ofrecer el mejor servicio con los precios más accesibles; por eso, pensando en las futuras madres y conscientes de la difícil situación actual le ofrece los siguientes paquetes obstétricos, junto con un atractivo plan de pagos, con diferentes coberturas.
